Cantata - Contemplación

AMOR A LA MAR


Susurros abrazadores de brisas marinas,
suspiros de olas de queda cadencia,
transportan mi ser a lejanos estados:
modos placenteros de anhelos latentes.

Ésta Mar Caribe, por siempre querida,
me recuerda tiempos de pasados días
en que yo y mis pasos buscábamos juntos
destinos inciertos en plenos presentes.

Ésta Mar Caribe, amada por siempre,
llega con sus brisas trayendo frescor
a comienzo de año cuando todo inicia
como un regalo que brinda ilusión.





ENTRAÑABLE CIUDAD DE BOGOTÁ


Cobijado en los cerros sabaneros,
iluminados rojos en la tarde moribunda,
añoro un paso que me lleve lejos,
incierta lejanía de la madre tierra.

Amo tu caos, tu injusticia odiosa,
la repulsión que a diario nos provocas
con el desorden, el ruido, la amargura,
el frío de tus gentes y tus vientres.

Todo lo tuyo y cotidiano expulsa
amada urbe enormemente adusta,
donde el dolor supera la alegría
tornando donosura en agonía.

Respeto aborrecer lo que te afea.
Metrópoli de sueños engendrada,
brotan de ti extrañas florescencias
clamando lo adorable que hay en ti.

Cuanto dolor te toca soportar...
hasta tus hijos vuelven la cabeza,
hoy ya demente y ultrajada,
del todo retorcidos tus proyectos.






CAMPESINITA


Fucha salió con su mama
en busca de leños
para hacer la hoguera.
El fogón de palos
para asar arepas,
preparar café
y fritar tajadas.
Mamá barrigona
espera y trabaja,
no descansa un tanto;
y Fucha entretanto
lo mismo trabaja
sin dársele nada.
Nació para el campo:
para criar cluecas,
aprender ordeños
y lidiar con leños.
No por eso deja
de inventar historias
y crear sus cuentos.





BUENAVENTURA


Antiguas fortalezas en musgo tapizadas,
comentan incursiones al selvático trópico;
sol y lluvia matizan la bahía de los mangles,
de un mar fertilizado por el dulce del río.

Ni tu mar ensalina, ni tu sol erosiona.
Ciudad de los contrastes:
de los grandes navíos portadores de frutos,
y los grandes proyectos de asistencia social.

Mientras muchos te buscan para regar simiente,
alentando un futuro,
otros muchos te odian, y a ti no vuelven más.
Ni lo bueno te agracia, ni lo malo te afea.





EL DOLOR DE UNA MADRE


Lloras madre con dolor de mujer
la ternura del ser que acabas de traer,
infinito misterio que perpetua la vida,
que detiene los pasos a la muerte.

Tus lágrimas ofreces al enigma:
un paso más en el muy largo viaje,
el paso en nuestra madre tierra
que bien parece un golpe de suplicio.

Ella como tú mujer pariente
no encierra odio en su regazo,
sus hijos no le brindan goces
y aún así no cesa de ofrendar sus frutos.

A veces ella como tú madre sufrida,
se reciente y se devuelve en contra,
pero ella como tú, madre querida,
sufre por el dolor que inflige a sus retoños.

Seguro que ambas intuyen el afán,
deseo intenso por cobrar la vida,
con que unos y otros bregamos el arribo
ansiosos por saber del llanto y de la risa.



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