El Brujo de Otraparte

Simón González

Simón González Restrepo es hijo de Fernando González Ochoa, dos insignes antioqueños de pura cepa como lo indican sus apellidos. El mayor logro de Fernando tal vez haya sido darle vida a su "Monchito", vida con alas para volar tan lejos como pudo.

Fernando padre

Ser hijo de un grande como Fernando es ya una lotería de la vida, pero seguir sus pasos es el premio mayor. En una de sus cartas familiares en 1952, cuando Simón tenía 21 años, su padre le decía que "...en Colombia no aprecian a los seres valiosos, solo a los animales de rebaño." Frase que sería premonitoria.

Simón González me parecía por su sencillez que era de la generación inmediata superior a la mía, generación que por vecindad me dejó muchos amigos; los nadaistas creo que en su totalidad pertenecen a ésta cohorte o "quagro" como le dicen en Palenque de San Basilio. Sin embargo resultó ser de la edad de mi padre, y es que los hombres grandes no tienen edad.

Tuve la fortuna de conocer a Simón en 1978, durante un viaje de regreso de la Isla de Providencia, la única oportunidad que me ha dado la vida de hallarme en el paraíso del Caribe, en eso comulgo con Gonzalo Arango, Providencia era su cielo.

Desde entonces hice parte de sus seguidores, que deben ser muchos, pero que a mi poco me importa su número. Seguí de lejos su carrera de administrador público honesto y eficiente, que por ser tan pocos es encomiable cada uno que aparece.

En 1975 fue conocido públicamente por el escándalo mediático que le originó ser el organizador del Congreso Mundial de Brujería, realizado en Bogotá. La iglesia Católica principalmente estuvo en desacuerdo con esas manifestaciones del demonio. Así lo recordaría Enrique Castillo, uno de los invitados al exitoso evento.


Simón González y Enrique Castillo

Pero no todo fue alegría para Simón. En nuestro encuentro entre nubes rumbo a Bogotá, cuando compartimos asiento de tres sillas con el elegante hombre vestido de blanco, nos contó que vivía en Chía en una casa finca. Que allí solían esperarlo dos tigrillos quienes detectaban el momento en que el avión aterrizaba en la Sabana de Bacatá y los demás habitantes de la casa podían enterarse por su comportamiento que Simón estaba cerca. Ese placer le fue arrebatado, según nos dijo, por orden de los curas y ejecutado por el ejercito, los tigrillos fueron ejecutados desde la cerca de su casa. Se le quebraba la voz con el relato y no quiso entrar en mas detalles.

 Tigrillo


Jaguar

No se cual de las dos especies serían sus mininos, lo cierto es que desde entonces ya le gustaba acercarse a la candela. Más tarde sería su mascota preferida la Barracuda de Ojos Verdes y Lágrimas Azules. Por ello, y quien sabe que más, tenía el título de "El Brujo Simón". Cuentan que gustaba de nadar entre las barracudas, que dentro del saber isleño es un animal más peligroso que el tiburón.




Sus pasos por la burocracia se dieron en 1982, cuando el presidente poeta de Amagá lo nombró Intendente de San Andrés y Providencia, tal vez en reconocimiento al amor que tenía por el paraíso. Fue noticia su buen desempeño y no tanto su salida motivada por el acoso de los gamonales políticos, tal vez sin excepción todos corruptos, quienes lo llevaron a renunciar e irse a vivir a la segunda Otraparte en las playas de Providencia, desde donde según él seguiría gobernando. Parece que volvió a ocupar el cargo, designado nuevamente por el presidente  Belisario, porque en una de las escasas biografías se dice que ocupó la mayor dignidad administrativa de la Isla durante tres períodos.

Si fueron dos o tres es intrascendente, pero la historia oficial solo hace mención meritoria de los miembros del rebaño. Lo cierto es que en 1992 fue elegido por voto popular y durante el tiempo que estuvo allí se ganó el otro título de "Brother Simón", en reconocimiento a su inigualable gestión como Gobernador, dejando obras, recursos fiscales y gratitud en la memoria de los nadies que abundan por doquier.

El dijo que gobernó por 6 años, tiempo durante el cual los medios le reconocieron su labor, al punto que en entrevista posterior al preguntarle que le había decepcionado de su paso por la administración pública contestó: "ver que en el resto de Colombia no se hace lo mismo: una verdadera revolución... para lograrlo basta con ser honrado, con imprimirle amor a cada una de las obras."

Murió a los 71 años, sus cenizas fueron entregadas a La Mar, según sus última voluntad expresa, en una canoa de madera en Crab Cay (Cayo Cangrejo).


Cayo Cangrejo


Al fondo Providencia

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