Corazón de león
¡HACE TANTA NOVEDAD!
Que todo es virtual, desde el auto sport hasta la mansión que tanto anhelan los que no la tienen, es una novedad que revienta los sentidos. Hay tantas incertidumbres respecto a la realidad conocida por todos, que se abren campos para desmitificar el encanto poético y amoroso de la Luna y las estrelladas noches de ensueño.

Porque el hermoso panorama nocturno de una noche estrellada, podría ser la proyección holográfica sobre un domo que sirve de cerramiento a nuestra Tierra plana. Proyección harto similar a la famosa Matrix, que permite la creación de toda nuestra realidad. Vivimos en la proyección material de nuestros pensamientos colectivos.

¡Que todo es una mentira!, quien puede decirlo. Ya casi se da por un hecho popularmente aceptado, que hemos sido víctimas por milenios de las razas más raras del Universo, los reptilianos, los famosos grises, o sus superiores los Kutulus, similares a pulpos. Ellos, además de manipular nuestros genomas, se alimentan energéticamente de las angustias que nos producen las condiciones insanas que fueron diseñadas por la Matrix.

Así pues, podemos ser emparentados con una raza estelar felina de origen Andrómedano, una galaxia cercana a la Vía Láctea. O pertenecer al linaje insectoide, una primorosa libélula proveniente de la constelación Alfa Centauris. Por dar ejemplos de seres humanoides posibles que hacen parte de nuestros fractales cósmicos.
Ahora se divulgan testimonios arqueológicos de diferentes culturas terrestres, vestigios del paso de razas cósmicas de gigantes, de leones, de canes (perros chacales), bueyes y vacas, escarabajos, escorpiones, cocodrilos, carneros, aves (halcones, lechuzas, buitres y otras más), antílopes, serpientes aladas (dragones) y cobras, simios (mandriles) y ranas, todos ellos. vistos como dioses por los diferentes grupos humanos. Además tenemos reseñas actuales de sus variadas naves, que siempre fueron registradas desde la antigüedad hasta hoy día.

Pero no solo son los hermanos extraterrestres que han estado siempre aquí sin que los veamos, son también los seres espirituales duendes, elementales de la naturaleza, ángeles, arcángeles y maestros ascendidos que hoy se toman la palestra con infinidad de contactos permitidos por la Divinidad para descorrer los velos, coincidiendo todos en reconocer la Divinidad como la Fuente de la vida y de nuestra identidad álmica y espiritual.
Y es que se vino encima la anunciada revelación (apocalipsis), mejor conocida hoy como la Ascensión Planetaria de la Tierra, a la cual todos fuimos invitados y no todos seremos elegidos. Los preparativos llevan decenios, ya parece que se retiraron los primeros colaboradores, quienes vinieron a la Tierra con el propósito de ayudar para hacer ese posible suceso cósmico.
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Todo parece indicar que las calamidades que se anunciaron para la humanidad en su desenlace del "fin del mundo", están siendo atenuadas para hacer posible la transición sin tantos estragos. Pero todos son cuentos de aquí y de allá, ¡nada cierto!, como la realidad que nos acaba de desbaratar.
Es cuestión de fe en lo que no vemos y tampoco sabemos con certeza, porque unas versiones desembarcan un día a los seres de luces coloridas y semblantes deslumbrantes, con naves que semejan ciudades voladoras, y otros dicen que no llegarán ni de peligro porque es responsabilidad del humano elevar la frecuencia para que la Tierra reciba esa energía y dé el salto definitivo.

Se requiere de un mega corazón para soportar tanta incertidumbre, sin contar con el trabajo personal de dejar de ser el humano regio de 3D, para volverse el humano de luz de ahora. Y todo en el tiempo récord porque "ya es el momento, está a la vuelta de la esquina y no da espera".
Todos los mortales que apenas nos enteramos del asunto hace pocos años, estamos con los dedos de pies y manos cruzadas haciendo chulito para que el Bien Mayor nos cobije y no quedemos en tercera clase de nuevo, compartiendo domo con los que ni se darán cuenta de lo que pasó.

Un corazón de león bien puesto es lo que se requiere, para contar con que entre otros seres espirituales, mamá Ballena y los Dragones de Luz nos cuidarán de dar los pasos certeros para salir de ese atolladero gigante. Que sepamos las frecuencias lumínicas que nos aligerarán buscar la carga y que nos harán menos densos al momento de pesar nuestros fardos.
¡Ajá! Que la divina gracia nos guía en los ríos revueltos y las marejadas crecidas. Así es, hecho está.


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