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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Camino espiritual

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L  A DEVOCIÓN INNATA El amor y temor a Dios me fue inculcado por las comunidades religiosas católicas a quienes mis padres les dieron la misión de educarme. Con alrededor de 13 años comulgaba a diario en el colegio y así mismo me confesaba porque se suponía que el despertar de la sexualidad era un pecado, de modo que me la pasaba en el reclinatorio. Ésta condición de pecador me cansó pronto y renuncié al rito de la comunión. Luego de ver el mal comportamiento de los sacerdotes me alejé también de los demás ritos religiosos. Sin embargo mantuve una cercanía con Dios, a quien le encomendaba todas mis necesidades con mucha fe y siempre me sentí cerca de su presencia. También ésta cercanía se fue disminuyendo por los caminos juveniles que fui tomando de la mano del destino alocado, que me llevó al aislamiento existencial de vivir para disfrutar la vida, sin las preocupaciones del más allá. EL AMOR AL PRÓJIMO Los años de trabajo me llevaron a vincularme con proyectos sociales en los que...

Cambio de Milenio

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EL AÑO 2000 Hace bastantes años pensábamos los jóvenes que el año 2000 sería un asunto genial, inimaginado pero lleno de todas las especulaciones posibles, y debía ser así porque los avances que se presentaban eran numerosos y sorprendentes. En la década de los 60, en plena euforia juvenil, yo siendo un preadolescente viajaba a la tierra natal de mi mamá, Ortega, Tolima, un pueblo pequeño de un calor "infernal" que me doblegaba y a la vez me enseñaba a resistir el calor, destreza que me sería útil en los años de trabajo que viajé por tierras igualmente sofocantes. En esa hermosa tierra mi primo Johnny, con nombre tal vez adoptado de la compañía petrolera gringa que afectó en parte nuestras vidas vinculadas a su cultura foránea, solía salir en las noches de fin de semana con sus amigos a deambular serenatiando; yo siendo menor me pegaba feliz a ese festejo tan ajeno a las costumbres de mi ciudad fría y populosa. Panorámica de Ortega, créditos al fotógrafo En esas serenatas apr...