Un mártir olvidado por la historia oficial

JORGE ELIECER GAITÁN AYALA

"El Caudillo del Pueblo"



VIVO A PESAR DE MUERTO


Qué dolor su muerte,

no habrá duelo suficiente

si de olvidar se trata.


A pesar del silencio

de muchos que no desean revivirlo,

su grandeza no será olvidada,

tal vez se empolven sus lecciones

pero su ímpetu y pasión

su amor por sus ideas

su afán de redención

calentarán los corazones colombianos,

por ser llama que no se consume

que alumbra en las tinieblas

y que no teme.

Asesinado en 1948, en fatídica fecha recordada por propios y ajenos, porque su muerte generó una insurrección popular costosa en muertes y en pesares de las mayorías que tenían puesta su esperanza en una persona auténtica y veraz.

Cachaco (denominación cordial del bogotano de pura sepa) de extracción humilde, se identificaba con su gente mestiza e indígena sometida a los engaños de los aprovechados del poder. Sus dotes le permitieron estudiar con los mejores en Italia, adonde fue a especializarse y sus coterráneos decían de él que no perdía el tiempo en barullos y por el contrario se entregaba a sus estudios, que le darían luego un reconocimiento como penalista prestigioso.

Sus dotes no estaban solo en el campo de la intelectualidad, se dice que era un buen dibujante y que debió elegir su futuro, entre ser un artista o un abogado. Era además un elocuente orador, que cautivó a las masas con su carisma y su compromiso solidario con los desfavorecidos.


En una de sus famosas alocuciones radiales

Nunca pensó en tomar las armas para hacer su revolución ansiada, era un pacifista y deambuló en los escenarios de la política tradicional, con la creencia en el respeto por las diferencias. Concepción que lo llevó al fracaso de su plan de vida.

Se casó con una hermosa dama de la sociedad "paisa", frenéticamente cautivada por los atributos del caudillo. Tuvieron una hija, amores que quedaron en la más profunda desolación tras su violenta muerte. Su esposa soñó su asesinato y él no le creyó, para él lo posible era improbable, dada su fe en la democracia.


Con su familia

En la casa que era su hogar, se constituyó un museo con los muebles que hacían su menaje al momento de ser alcanzado por la desgracia. En la sala de la casa había un mausoleo donde reposaban los restos del Caudillo y fuimos miles las personas que allí lo visitamos.

Creo que su hija Gloria se empeñó en ampliar ese lugar memorial y así se logró concebir el proyecto de un Centro Cultural que lleva su nombre, en cuya área se incluye la residencia paterna. También se le conoce como el Exploratorio Nacional, lo iniciaron en 1975, con diseño arquitectónico de Rogelio Salmona, el mejor en su ramo en el país. Prometía ser un lugar de exploración social, dedicado al estudio de su pensamiento democrático, por ello el proyecto se concibió como "una concavidad (manos juntas que acogen), donde edificio y espacio público se funden." (Fundación Rogelio Salmona)


La construcción abandonada del Exploratorio, al fondo la casa hogar

En 1988, el 9 de abril, en el patio central de la construcción plantaron de pie el cuerpo del Caudillo, como semilla alimentada por múltiples aguas y tierras del terruño nacional que tanto lo quiere. Ese traslado de pocos metros significaba su reinado en una institución formadora del pensamiento futuro del país, poco creerían sus promotores que sus alientos se verían frustrados, por las mismas manos que se confabularon para verlo asesinado. El cuerpo yace bajo un rosal en el monumento abandono, en parangón con el estado en que subyace su imagen en un país que intenta borrar de su historia los sucesos transformadores.


Sepulcro de Gaitán velando el futuro


“YO SOY UN PUEBLO”

“Él olvidó que al pueblo también lo matan”


Perdimos la mejor oportunidad.

Inconclusa tu misión

pareciera estéril tu venida.


La gloria de la semilla colombiana,

con lo selecto del mundo te codeas.

Inútil mérito en nuestra orfandad.


Nos queda vivo el gentil recuerdo,

manchado en sangre cual fatal designio,

nos dejaste tu valiosa herencia:

el caudal de tu palabra dolorida,


Hombre sensible y encumbrado en letras

en tu lienzo poemas dibujaste

llenos de elemental sabiduría,

solidarios en la desgracia ajena.


Fuiste bálsamo de un pueblo herido,

arrancado por mano delirante

tal vez pagada por mentes homicidas.


Te hizo falta confiar en los amores

justamente alcanzados en tu anhelo,

si la premonición hubieses escuchado

te hubieras cuidado del mal paso.


En desamparo y sin norte nos dejaste

caudillo de un pueblo maltratado,

a los sesenta años de tu infausta muerte

sin consuelo te lloramos compañero.


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