Toda una vida
CON-SENTIDO POR SENTIDO
“Un
primer elemento fue el deseo”
Primordial
despertar en la nada domino mis actos,
un instinto
amoroso hacia lo más sublime,
surgió
dirigiendo mi entendimiento
me hizo apetecer
la belleza ondeante
ir a buscarla en
todas sus posibles formas.
Conservo frescos
sus recuerdos uno a uno
movilizaron mi
inercia natural derritiendo su médula,
fueron más que
la vida misma, venían cual torrente,
desbocaron mi
tímido interior rebosándolo.
Todo lo demás
estaba de sobra, la pasión era el amor,
la vida tenía un
sentido sin siquiera sospecharlo,
todos los poros
se colmaron de besos y caricias
tal vez surgidos
de un vacío, tal vez producto de un bien mayor.
Sospecho que era
la marca de la nueva encarnación,
la búsqueda del
grial codiciado por poetas
el
descubrimiento de la gran obsesión humana
la mayor
conquista del ser enamorado.
La creación del
amor sin planos que me guiaran,
por ello una
expedición por el gusto mismo.
Pudieron ser más
los descalabros alcanzados,
las desdichas
cosechadas miradas desde el tiempo.
I
El romanticismo
orientó mis sentimientos,
era una época
poco propicia
pero no se
trataba de imitar modelos
el camino lo
dictaba el sentir innato.
El amor libre de
los sesenta no era romántico
y menos la futura
tendencia de liberación sexual,
todo el entorno
se saturaba de vivir el momento
de experimentar con
las sensaciones de la intimidad.
Poco acorde con
el sentir del amor recíproco,
donde se funden
los sentimientos más excelsos,
la idealización
de la unión de corazones
de donde nace la
pasión y el erotismo.
Hecho contrario a
la liberalidad del sexo,
la apetencia de
los sentidos por las formas
el consumismo de
las excelsas experiencias
en una confusión
de masas con deseo de probar.
Qué infame
confusión trae la época consigo
se chocan
pareceres demoliendo la emoción,
¿cómo amar lo no
amado? y peor a quien se ofrece
en derroche
complaciente de gracia sinigual.
Se derruyeron
los falsos andamiajes,
el íntimo
sentido de identidad romántica
hizo trizas la
apetitosa y trivial oferta,
no tuvo cabida el
falso ídolo del desenfreno.
No fue la razón
la que impuso su patrón
fue el íntimo
guardián de quien soy yo
quien airoso
asomó por encima del inmenso deseo
cosechado en los
días de libres pensamientos.
Qué desilusión
tan grande me llevé en su momento,
sólo los años de
confusión y duda me condujeron
a encontrar
sentido en los avisos explosivos
de un alma que
abogaba salir de su sofoco.
II
Llegó el amor
como en un sueño,
aún luego de
haber sabido de la traición
del engaño por
una mano juguetona y vacía
la presencia de
la banalidad hecha mujer.
En rescate
apareció la más excelsa del corrillo
la diosa de
formas inaccesibles al amor
la que
revolucionó mi ser sin causa
aquella que nos
permitió conocer el amor.
Una época de
ensueño, flotando en la nada,
disfrutando la
vida en su sencillez
en el rutinario
embeleco del noviazgo
pasando de la
bobada al ingenió y viceversa.
La ilusión
infantil murió de repente, sin aviso,
se madura a
golpes dicen, la realidad se mostró,
golpeó la
inocencia que cabalgaba desinhibida.
No bastó para
entender la gravedad.
El amor se
volvió añicos en manos infantiles
aterrizó el
malestar, la confusión,
no fue posible
amar sin restricciones
quedó la huella
marcada para siempre.
III
Siguieron los
encuentros más o menos estables
en los que la
constante fue la pasión y el afecto
la independencia
para abandonar lo querido
y la búsqueda de
nuevos encuentros amorosos.
Fueron disímiles
versiones del amor
donde se
mezclaba la formalidad de la pareja
con la aventura
intrépida para evitar las huellas
ficticias o
reales, en alucinada obsesión por ellas.
Me seducía la
inteligencia que suelen esgrimir
como también sus
formas de diosas galopantes
que sin mostrarse
lo hacen por su encanto innato
impregnado en
mis genes como lucero al alba.
No alcancé a
valorar lo que llenó mi cielo,
enjambres de
luceros amorosos y tiernos
colmaron mi
ambición de recuerdos eternos,
en el fondo del
alma se congregaron mustios.
Inolvidables
tiempos de libertad sin orden
cuando soñamos
que nunca aterrizamos
volando por los
mares, los ríos y montañas
en un soplo de
vida que nunca fue más vasto.
IV
Pero hasta al
huracán lo vence la fatiga,
no la de los
años que siempre llegará,
la madurez del
ser que intuye su designio
y concluye
sapiente que ya no puede más.
Dando palos de
ciego también se llega al mar
en un camino
duro pero nunca imposible,
se distingue por
fin lo que otros ya vieron
acomodando el
paso para mirar más lejos.
No obstante
recordé los pendientes
y regresaron
nuevos los amorosos sueños,
tan intensos y
tiernos como en aquellos días
con un mayor
temor de verlos realizados.
Así de tumbo en
tumbo acumulé naufragios
teñidos de
fulgores que asemejan la gloria,
casi perezco en
ellos con mi estirpe apaleada
la misma que me
alberga en su refugio enorme.
Cumplí todas mis
ansias sin brújula ni sabio
con ausentes
bitácoras de contenidos nulos,
colmé mi búsqueda
del grial dorado
alcanzando nutridos
espejismos.
La cosecha
fecunda al amor me conduce
al preciado
tesoro que nunca vislumbre,
el amor sin
motivos que lo encojonen
con el único
acento en la verdad ajena.
EL AMOR SANA
Hay que darnos la oportunidad de amar
de creer en la vida siempre.
¡Cómo amar si no se cree posible lo amado,
si negamos la oportunidad de exponernos a perder
o a ganar!
Al amar siempre ganamos
y al temer siempre perdemos.
El amor es la vía para curar
es el aliento para seguir,
sin amor no hay arco iris ni amaneceres
siempre serán borrascas y ciclones.
Demos oportunidad al amor siempre.
Una y otra vez tiene sentido exponerse,
las amarguras no pueden empañar el alma
ni ellas pueden limitar los sueños.
Es el amor la tabla salvavidas que anhelamos
cuando las turbulencias se presentan.
Sin ella nos vamos al abismo
con ella sobreaguamos para el siguiente paso.
Demos cabida al amor en nuestro pecho
muchas veces las ideas nos abochornan
cerrando el camino a su encuentro.
Pero es el amor el elegido
sin el cual no existe salvación.
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