Siglo complejo

SIN NORTE FIRME


Después de un siglo de dominio
sigue al frente la vieja ideología
promoviendo una noción del desarrollo
que choca con estrépito.

Se originan en la misma cuna
ideas como el agua y el aceite,
y no será cuestión casual
que el pesado petróleo contamina el agua.

Surge como flor en el desierto
una creciente ola verde que le duele el mundo,
amenazada a diario por la moderna sierra
de una maquina que no la para nadie.

Y la tecnología se devora el cosmos;
así como lo surca con sus naves
lo contamina en variedad de formas
que las denuncias no llegan a limpiar.

La paz es su bandera más izada,
a los cuatro vientos promovida sin empacho.
Es la guerra el presupuesto más gastado
por encima de toda expectativa.

Enorme incoherencia se cocina
al interior de un siglo que germina.
Con un paso adelante y dos atrás
el norte queda lejos de alcanzar.

De nada sirve andar de prisa,
anhelando detener el segundero
para que el tiempo rinda y rinda,
si el progreso se retrasa al paso.





NUESTRAS FLAQUEZAS


“Las canas no son vejez”

Que esfuerzo para impedir lo cierto.
Nos negamos a envejecer,
con pinturas y pelucas nos disfrazamos,
entre chistosos y ridículos
queremos vivir del cuento.

Pobrecitos. Cuánto sufrimos,
la tortura de la teñida
nada tiene que ver con la estirada
con la lipo y con la hinchada,
como si no doliera a todo nos plegamos,
permitimos que como jamón nos corten
que nuestro ego nos remienden.

Y tal vez lo logren por un rato,
sin escaparnos de la burla del vecino
invariable en su concepto de nosotros:
además de viejos vanidosos.

La música siempre por dentro seguirá,
así como la alegría y optimismo
verdaderos signos vitales
antídotos del tiempo inexorable.






         A raíz del “Chocó biogeográfico”

Qué fuerza llevan las venas de la tierra,
en su caída a veces impalpable
de cientos o miles de medidas
irrigando los valles y pendientes
de la madre más grande que tenemos.

Que enorme y majestuoso espectáculo de vida,
presentado en raudales de líquido apreciado
por los hombres del agua que habitan sus orillas.

Que primigenia relación de respeto
la que entre ellos se ha dado
por un profundo reconocer en ésta fuerza
la vida, la superioridad, la mano que abriga y que castiga.

Cómo veneran éstos hijos a su madre agua,
por el inmenso conocer de sus prodigios
dados en forma de materna leche
salpicada de todas sus mejores proteínas.

Y cómo invaden las manos inexpertas
estos templos de la naturaleza
cosechando irracionalmente sus recursos,
en el mismo afán de la conquista.

Qué triste espectáculo de ruina
se asoma tomado de la mano
de los hoy modernos civilizadores,
irrumpiendo la quietud y el equilibrio,
despreciando los medios que la vida ofrece.

Cómo de nuevo se derriten ídolos
en búsqueda de apilar lingotes
de oro, de madera, de terreno,
llevando destrucción masiva.

En qué triste y fatal manera
se esteriliza la tierra y sus arterias,
convirtiendo en desierto y cloaca
lo que amado y venerado fuera.





REGRESO PREMATURO


Herederos del amor libre
manoseamos su presencia
lo consumimos hasta agotarlo.

Nos quedamos sin amor
sin mujer, sin padre, sin madre
después sin hijos e hijas.
Maceramos la familia,
quedamos sin amparo
y así quienes nos siguen:
vacíos, tristes, ajenos,
buscando prematuros el regreso
haciendo uso de la libertad.



PUERTO NARIÑO



Estratégicamente oculto del Amazonas
lo tomas y lo dejas libremente,
coqueto pesebre adornado
en plan de conquista te mantienes.

Encuentro crepitante de culturas
eres lo antiguo y lo moderno,
desafiante frontera de dos mundos
cautivas con tu encanto femenino.

Prestas están la rumba y el desorden
a desafiar la calma del villorrio,
y mientras el poblado crece
llevando carne fresca al monstruo.

Arrastras las comunidades con tu paso
ofreciendo los placeres del pan fresco
mostrando que se vive sin esfuerzo
aun cuando falte la abundancia.

Tienes parte del encanto de Chicago
y reservas las promesas de “medallo”
como ellas encierras el veneno
de la alta polución y la pobreza.




SUNAMIS



Cincuenta y dos segundos de terror,
suficientes para sacudir.
Todos sin excepción perplejos,
atónitos ante la hecatombe.

¿Cuándo nos tocará el mal minuto?
¡Todos estamos amenazados!

Los jinetes ya galopan,
circundan el planeta
celebrando su justicia.

Es una época llena de novedad
de sufrimiento, ¡sí!
También de grandes sucesos.
Nos tocó el fin y el comienzo,
la ruptura con el abandono
la llegada de la bondad.

Debemos celebrar,
aún cuando perezcamos
sin ver ni gozar la luz;
por el hecho de estar
de participar del cambio favorable.

Galopemos las cabalgaduras,
las feroces bestias purificadoras
amigas del humano.



NUESTRA HERENCIA



Genocidio y etnocidio.
Destrucción de un pueblo amable:
un montón de seres felices
una raza sembrada en tierra fértil.

Horror de los horrores los sucesos.
Muerte y destrucción sin par.
Martirios sin motivos.
Escenas infernales en el paraíso.

Dieron rienda suelta a los excesos,
desataron la maldad más brava.
Contra el indefenso infamia y tiranía,
pisotearon la dulzura y el amor.

Por miles y millones se murieron
víctimas del hambre y de la sed
del puñal y la espada
del fuego aterrador.

No se salvaron por niños o mujeres,
menos por desnudos indefensos,
sus compañeras tomaron a la fuerza
sus señores torturaron sin piedad.

Esclavos los volvieron en su tierra,
encadenados los vendieron,
a los perros sus cuerpos arrojaron,
mutilaron sus cuerpos con sevicia.

Numerosos millones fallecidos
dejaron un vacío sin remedio.
Ni asomo de vergüenza en los verdugos,
en el siglo de luces en derechos.







NORTEAMERICAN INDIANS


Arriados por millares,
como bestias dijeron,
les movieron
confinaron contra su voluntad.

Pidieron clemencia mansamente,
altivos y gallardos
por décadas de angustia.

Murió su convivencia con las grandes manadas,
su paso alado por los valles,
su dignidad de hombres libres.

El Gran Padre blanco quebrantó su confianza,
los trató con engaño,
los llevó al exterminio.

Sus jefes poderosos se entregaron,
inermes una y otra vez
ante el acoso de rifles y cañones.

Empachados de nostalgia
conservaron la vida
que era y sigue siendo bella.





CONTRA EL HASTÍO

         “Fortuna singular, cuyo fin no se alcanza,
         y en parte alguna estando puede hallarse en cualquiera;
         y en que el Hombre; incansable detrás de su esperanza,
         para hallar el reposo corre en loca carrera.” Baudelaire



Los últimos aborígenes de la tierra

con su rostro plácido y sereno,

redondo cual fruto tropical,

asombrados miran el pasar de los potros

con sus ocultos ojos, cansados del engaño.

No pierden la esperanza fundada en sus abuelos

que poco a poco vieron derruir sus imperios

por los primeros potros de nutridos pelambres;

el antiguo esplendor hoy ya no brilla más,

en sus ricas cenizas nutren sus nuevos sueños:

que su madre la tierra no les sea despojada,

que no deban ceñirse a urnas de concreto

para entregar su vida al cerco de la muerte

anticipando el paso al oscuro recinto sin recibir el premio del alma liberada.

No vivir la muerte civilizada, sin noches de estrellas, sin mágicos bosques de sagradas fuentes,

negarse al progreso en que se compite por nada y por todo

en el que vacío el Hombre se busca sin algo encontrar.



REBÉLATE


Joven, viejo y niño,
que la risa sea tu bandera,
protesta frente a la mala leche
que a diario recibimos.

Que siendo feliz niegues la derrota,
la imposición de los odios
el reinado de las envidias,
regado como prenda de moda.

Que la felicidad sea nuestra protesta
contra las malas artes
en procura de un mundo mejor
pletórico de amables risas.

¡Rebélate!




EFÍMERO



No se apega
todo pasa rápido
rapidísimo.
Amor por un rato
por deseo
sin compromiso.

Es estéril
tampoco duele
y menos hace falta.
Es engañoso
se cree en lo que no es
su ligereza produce decepción.

Que condenada época,
roba corazones
sin piedad.





LAS CLÍNICAS



Malditos paraísos de la cura
al mal hacen el juego,
mientras el paciente se desangra
estudian la tarifa,
calculan el valor del paliativo
a fe de su regreso.

Maldita sujeción del oprimido
en prisiones implacables,
con carceleros y torturadores
que cobran el saludo.




UNA MIRADA ACTUAL


                “Era una llama al viento y el viento la apagó.”


La espiritualidad invade el planeta
bregando desterrar la maldad;
es la lucha perenne
avivada por la época.

¡Qué circunstancias nos tocaron!
Parecen las peores de siempre,
si miramos la historia
no hay mucha diferencia.

Se colmó la copa,
se sofocaron los vertederos
de la madre grande,
se saturó la mente del cosmos.
Llegó La Transformación
el cambio necesario
un revolcón anunciado,
una avalancha purificadora.

Es gloriosos y dramático
estar en medio de la nada,
saberse sujeto del destino
y objeto de abismales fuerzas.



PENSAMIENTO DE UN ÁRBOL ASEDIADO POR EL SMOG


Saber que tuve familia verde y frondosa
cuando las gotas de rocío
sensualmente se acoplaban a nuestra piel,
de un suave vegetal hoy ignorado.

Extraña realidad nostálgica
por la memoria ancestral traída,
nada tiene que ver con lo vivido
en este valle de cemento gris.

Falta me hacen las aves
que volaron con las primeras sierras,
falta me hacen las lluvias
que nunca más volvieron.

El ruido y el aire nauseabundo
acosan mi fuerte consistencia,
el cuerpo en apariencia aguanta
el espíritu clama libertad.




“YO SOY UN PUEBLO”


         “Él olvidó que al pueblo también lo matan”

Perdimos la mejor oportunidad.
Inconclusa tu misión
pareciera estéril tu venida.

Gloria de la semilla colombiana,
con lo selecto del mundo te codeas.
Inútil mérito en nuestra orfandad.

Nos queda vivo el gentil recuerdo,
manchado en sangre cual fatal designio,
nos dejaste tu valiosa herencia:
el caudal de tu palabra dolorida,

Hombre sensible y encumbrado en letras
en tu lienzo poemas dibujaste
llenos de elemental sabiduría,
solidarios en la desgracia ajena.

Fuiste bálsamo de un pueblo herido,
arrancado por mano delirante
tal vez pagada por mentes homicidas.

Te hizo falta confiar en los amores
justamente alcanzados en tu anhelo,
si la premonición hubieses escuchado
te hubieras cuidado del mal paso.

En desamparo y sin norte nos dejaste
caudillo de un pueblo maltratado,
a los sesenta años de tu infausta muerte
sin consuelo te lloramos compañero.





















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